viernes, 19 de septiembre de 2014

Trata de Mujeres en el Perú, un fin lucrativo envuelto en un acto inhumano e ilícito

Introducción:

La trata de mujeres para fines sexuales comerciales es un fenómeno  extendido en el mundo que atenta contra la dignidad de las personas y que prolifera en el Perú, adquiriendo nuevas modalidades y rutas. Se entiende por trata toda situación que entrañe el traslado de la víctima a un lugar diferente del de residencia para obligarla, mediante el uso de la violencia y otras formas coercitivas, a ejercer acciones contra su voluntad. Estas pueden tener distintos fines desde los laborales, militares a la trata con fines de explotación sexual que nos ocupa ahora. Existe, además, el tratante o persona que se apropia del fruto del trabajo de la víctima. La trata tiene como objetivo último el lucro del hostigador.

A pesar de que la trata es un  crimen extendido en el Perú, apenas existen denuncias que lo reflejen en comisarías y juzgados. Además, el vacío penal y desconocimiento generalizado sobre el asunto, provoca que los delitos sean juzgados bajo rubros como proxenetismo, rufianismo o secuestro, entre otros. También se observa que el Perú es un país de origen y destino de trata internacional, si bien, debe de señalarse, predomina la trata dentro de las fronteras.

Conceptos Generales:

La trata es un delito de “lesa humanidad” consistente en el acto de separar o desarraigar a una persona de su entorno u origen para explotarla en el otro lugar o lugar de destino. Existen diferentes formas de ejercer la trata de personas, la explotación puede darse en el aspecto laboral, obligando a la víctima a realizar trabajos forzados, sin paga y/o con encierro; también puede darse en el aspecto sexual, sometiendo a ésta a la prostitución o a la esclavitud sexual. El tratante se aprovecha de la situación de vulnerabilidad de la persona que se encuentra en un lugar ajeno y extraño. La víctima es el sujeto pasivo de la trata, vulnerada en sus derechos humanos a través de la explotación y la privación de libertad.

La trata de mujeres para fines sexuales comerciales, en cambio, se define como la utilización de mujeres de toda edad en el comercio sexual; es decir: servicios sexuales, industria del sexo, pornografía, turismo sexual, espectáculos sexuales o actividades similares. El tratante busca beneficiarse o lucrarse gracias a la utilización sexual ajena, que configura la explotación. No se distingue entre la participación forzada o voluntaria en la prostitución u otras actividades mencionadas por parte de la persona que es objeto de trata, al ser ésta considerada como víctima.

La definición del delito se enmarca en el apartado a) del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Internacional, firmada en la ciudad italiana de Palermo en el año 2000, de donde le viene el nombre con el que se hace referencia al Protocolo. La explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes es la utilización sexual de personas que tienen menos de 18 años dentro del comercio de servicios sexuales, turismo sexual, pornografía o trata. Hay un campo de intersección entre la trata que utiliza niñas, niños o adolescentes y la explotación sexual. Se considera que es tan grave la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes que se comete en un lugar a donde han sido traslados por extraños como la perpetuada en su lugar de origen por personas que pueden ser de su familia o entorno, entendiéndose por niño toda persona menor de 18 años.

La prostitución es la actividad final más destacada de la trata con fines sexuales comerciales. Consiste en la transacción entre la persona que ofrece sus servicios sexuales y el cliente que paga por dichos servicios. Como en todo comercio, existe una oferta y una demanda, el cliente es un actor fundamental en la prostitución que proporciona los fondos económicos que sostienen la actividad, incluyendo a los proxenetas y siendo el proxenetismo un delito penal interno consistente en obtener beneficios económicos a costa de la prostitución ajena.

La víctima es la persona vulnerada en sus derechos humanos. Tomaré en cuenta el texto del Protocolo de Palermo para decir que el supuesto consentimiento que pueda haber dado la víctima antes de resultar involucrada en la trata no resta su calidad de víctima.

“El consentimiento dado por la víctima de la trata de personas a toda forma de explotación que se tenga la intención de realizar descrita en el apartado a del presente artículo no se tendrá en cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera de los medios enunciados en dicho apartado”[1]

Antecedentes y Causas de la Trata:

Actualmente, los cada vez más altos índices de migración registran casos de tráfico ilegal de migrantes que pueden resultar en víctimas de trata, cuando se agudiza la vulnerabilidad de las personas que se encuentran en un lugar ajeno y distinto a su origen. La preocupación de la comunidad internacional por el problema es notoria. No sólo en los países de origen, lugar de procedencia mayoritario de las víctimas de trata internacional, sino también en los de destino.

La pobreza y la falta de oportunidades en el lugar de origen hacen que la potencial víctima acepte ofertas dudosas de personas desconocidas, o que se vea traicionada por personas conocidas, incluso seres amados que ven en ella una oportunidad de mejora. Sin embargo, la pobreza no es la única causa o causa “per sé” de la trata, pero si una facilitadora en la que la trata se desenvuelve. La pobreza favorece la vulnerabilidad que los explotadores aprovechan para captar a sus víctimas más fáciles.

Una de las causas que explican la trata con fines sexuales comerciales es la discriminación de género en la práctica de la sexualidad. La discriminación hacia las mujeres se expresa en algunas culturas en el menor acceso a la educación, lo que tiene como consecuencia que las mujeres sean menos competitivas en el mercado de trabajo. De la misma manera, la sumisión a unos roles familiares en los que predomina la figura del varón, surge como otras de las variables que limita el pleno desarrollo de las mujeres y mina su autoestima. La posibilidad de obtener ingresos a través del ofrecimiento del cuerpo como objeto sexual en un entorno de escasas oportunidades laborales y bajo la presión de hacer frente en solitario al cuidado de la familia, hace que la mujer pueda acabar inclinándose por la prostitución como modo de supervivencia.

En la sociedad peruana, la mujer ha venido asumiendo tradicionalmente responsabilidades en solitario no sólo respecto a su manutención y la crianza de sus hijos, sino también respecto al cuidado del resto de los miembros de la familia. Algo que no dejar de ser paradójico ya que los esfuerzos en formación se ponen en el niño quien goza de un acceso preferencial a la educación. Gran parte de las familias del Perú y de la región Andina, son sustentadas por madres abandonadas, con la ausencia del varón y progenitor, en detrimento de su propio desarrollo personal. Los y las psicólogos/as atribuyen gran importancia a este exacerbado sentido de la responsabilidad familiar y estiman que es determinante en la toma de decisiones que empuja a la mujer a la prostitución.

En el aspecto de la sexualidad, la discriminación se manifiesta en dos aspectos. Uno, la invisibilidad o anonimato en la participación y responsabilidad del hombre cliente en el comercio de servicios sexuales. Dos, en la diferencia de trato hacia las mujeres, según sean prostitutas o no, una diferencia que la hace no sólo la sociedad civil sino también el Estado. También se puede observar la discriminación ejercida a personas de distinto estrato, origen o nivel económico. La xenofobia y el racismo pueden interpretarse como una variable que tiene como telón de fondo la especial demanda de servicios sexuales de mujeres exóticas.

 Existe también explotación sexual y trata de hombres con diferentes fines, pero en lo que concierne a la explotación con fines sexuales, supone una mínima proporción, una extensión del fenómeno central. Las mujeres son altamente demandadas en la industria del sexo, percibidas como objeto sexual desde la niñez.

Presentación de Caso Peruano de Trata de Mujeres:

Trata de personas: agencias de empleo inician el delito[2]

Empresas formales tienen tratos con los bares clandestinos y 'centran' a jóvenes para enviarlas a explotadas en zonas mineras

“Llamo por el aviso para trabajar como anfitriona en Madre de Dios”. Así inicia la conversación encubierta una periodista de El Comercio con ‘Meche’, responsable de una agencia de trabajo en Puerto Maldonado que ofrece S/.1.500 soles mensuales, además de vivienda, alimentación y traslados hacia una zona conocida como 107 (llamada así por el antiguo kilometraje de la carretera Interoceánica).

“Aún no cumplo los 18 años, pero necesito el dinero”, continúa la reportera, quien sirve de carnada para constatar cómo las oficinas de empleo formales están coludidas en el delito de trata de personas. La mujer al otro lado del teléfono acepta sin dudarlo: “Serás anfitriona. Vivirás con otras chicas, y no correrás ningún peligro”.

Según registros de la Sunat, la agencia de empleo que recibió nuestra llamada tiene RUC, razón social y domicilio fiscal que, por advertencia de la policía, deben mantenerse en reserva, ya que la empresa se encuentra investigada junto con un grueso grupo de negocios similares en varias ciudades.

Las agencias, muchas de ellas operando como fachada, ‘centran’ a las menores para enviarlas a estos campamentos, explica el comandante PNP José Zavala, miembro de la División de Trata de Personas de la policía. “Ya tienen un trato con los dueños de los bares en Madre de Dios que necesitan estas chicas. ‘Tengo tres jóvenes, mándame la plata para enviarlas mañana’, le dicen. Ahí empieza la historia”, explica.

UNA HISTORIA REAL

Una propuesta similar, pero que entonces sí se concretó, fue la que recibió hace dos años Ruth Malca (19), hija de campesinos en una localidad andina de Huancabamba (Piura). 


Era una oferta tentadora para quien vivía en condiciones de extrema pobreza. A Ruth, en ese entonces menor de edad, le enviaron el pasaje de ida y llegó a los pocos días. Pero una vez en Madre de Dios, las cosas fueron diferentes: en el otrora kilómetro 107 de la Interoceánica está la base logística de los mineros ilegales que acuden ahí por comida, licor, sexo y drogas luego de sus jornadas de extracción en La Pampa, situada a pocas horas.

 “Uno de los encargados me explicó que el puesto no era de anfitriona, sino de mesera. A los pocos días, el concepto pasó a ser compañera de asiento y, después, dama de compañía”, recuerda la joven.

Durante dos años, incomunicada, sin opciones de escapar, soportó el tufo y las caricias de los clientes ebrios que acudían al bar Torbellino –uno de los más grandes, con pasarela, juegos de luces y más de 40 precarias habitaciones–, donde ella y sus compañeras vivían y daban servicio sexual obligadas.

Su infierno terminó el último jueves 29, cuando fue rescatada por el Ejército y la policía en una operación donde también se halló a 66 otras jóvenes traídas con engaños, muchas de ellas cuando aún no tenían la mayoría de edad. 




[1] Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños,
que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada
Internacional. Artículo 3° b
[2] Diario “El comercio”  Domingo 01 de Junio del 2014

Bibliografía y Linkografia:


Trata de mujeres para fines sexuales comerciales en el Perú, Investigación realizada en el marco del Proyecto “Trata internacional de mujeres para la industria del sexo en Perú”.


3.       Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

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